Este es el monumento más alto de Europa y uno de los lugares más impactantes del continente, pero muy pocos los conocen fuera del país en que se encuentra.
¿Qué es este lugar, dónde está y por qué se construyó?
Parece sacado del Señor de los Anillos, y de hecho inspiró la estética de Moria, Érebor o los Argonath.
Y nos invita a sobrecogernos y reflexionar solemnemente sobre nuestro pasado y el mundo que les tocó vivir a nuestros ancestros.
Todos los días vemos monumentos conmemorativos en nuestras ciudades pero rara vez reparamos en ellos: por lo general son estatuas o edificios erigidos para conmemorar a un personaje o acontecimiento histórico, ornamentando los entornos urbanos en el proceso.
Pero hay formas mucho más baratas de ornamentar los espacios urbanos. Estos monumentos en realidad sirven para conmemorar públicamente acontecimientos y personas a los que se atribuye una importancia histórica, política o cultural para una nación moderna.
Con ellos, las repúblicas, monarquías o dictaduras de turno que los construyen cimientan su legitimidad, presentando ese gran monarca, general, batalla o revolución como parte de un largo camino que culmina con el régimen actual, especialmente si es de nueva creación.
El 18 de enero de 1871 se proclamaba el Imperio Alemán en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles. Una serie de reinos, ciudades libres, ducados, etc. se unían bajo el paraguas del rey de Prusia, que ahora también era emperador alemán.
El caso es que millones de personas que hasta entonces habían sido prusianas, bávaras, sajonas, badenses, wurtemburguesas, etc. durante siglos eran alemanas de repente, sin compartir grandes vínculos entre ellas, aparte de la lengua y otras similitudes culturales.
Para suplir esta carencia, el gobierno se apresuró a crear mecanismos para vertebrar el nuevo estado en lo que a conciencia/identidad nacional se refiere. Como el “café para todos” de Adolfo Suárez pero al revés.
Los métodos fueron diversos y se aplicaron con más o menos éxito. Uno de ellos fue un programa de construcción de grandes monumentos que volvían la vista al pasado en busca de una identidad común.
Los alemanes tenían una enorme necesidad de crear rápidamente una identidad nacional y mucho dinero para hacer, así que los monumentos que nos dejaron son simplemente ciclópeos.
A menudo son monumentos de guerra o representaciones de mandatarios, y suelen presentar la fundación del Imperio como el punto culminante de un largo y tortuoso proceso histórico en la que esos personajes o acontecimientos tuvieron un papel relevante.
También se terminaron otros monumentos que habían quedado inacabados, se resignificaron otros que ya estaban terminados y se empezó la construcción de unos cuantos ya planificados, por lo que en el fondo no existe una uniformidad simbólica ni arquitectónica entre ellos.
Destacan el Monumento a Arminio en Detmold para conmemorar la victoria de los queruscos en la Batalla de Teutoburgo. La espada apunta hacia el oeste (Francia) y no por casualidad.
O el Monumento al emperador Federico Barbarroja en Kyffhausen.
Fíjate como la estatua del nuevo emperador figura sobre la imagen en relieve del emperador medieval, no es una declaración de legitimidad y continuidad precisamente sutil.
¿En qué se inspiraría Peter Jackson para crear sus ciudades enanas?
Otro monumento de grandes proporciones es el Niederwalddenkmal, específicamente dedicado a la reunificación, que se levanta sobre una colina a orillas del Rin.
O este dedicado al emperador Guillermo I en Porta Wesfalica (sí, en Alemania hay un pueblo que se llama “Porta Wesfalica”, los alemanes tienen una relación de amor-odio con el latín).
Para que os hagáis una idea de su tamaño:
O este otro, otra gigantesca estatua de Guillermo I en la confluencia entre los ríos Mosela y Rin cerca de Coblenza.
Podría dedicar el hilo a cualquiera de ellos, pero los que me siguen desde hace tiempo saben que en esta cuenta damos prioridad a la cantidad frente a la calidad, así que vamos a ver el más grande de todos: el Völkerschlachtdenkmal en Leipzig (Sajonia), en el centro de la imagen (e comparación con los demás monumentos).
¿El Völkersch… qué? Enseguida vamos al nombre, vamos a ver antes las características de su diseño.
El edificio se levanta sobre una colina artificial y tiene forma piramidal para obtener una visión clara de los alrededores. La base tiene 124 metros cuadrados.
Con 91 metros, la estructura principal sigue siendo el monumento más alto de Europa (“monumento” el sentido estricto del término: una estructura que homenajea a un personaje o acontecimiento histórico, y no cualquier edificio de interés histórico-artístico.
El diseño se desvía a propósito del estilo imperante en la época: carece de elementos de estilo clasicista, y en su lugar toma prestado de la arquitectura de la antigua Mesopotamia y Egipto.
En las esculturas del interior y la parte superior del monumento, ejecutadas por Christian Behrens y su aprendiz Franz Metzner, predomina el Art Nouveau.
En la parte frontal del monumento, un relieve de 19 m de altura y 60 m de ancho representa una escena de batalla. La pieza central del relieve es una escultura del Arcángel San Miguel (el general de los ejércitos de Dios).
En la parte superior del monumento, en el exterior del techo de la cúpula, se alzan doce estatuas de guerreros de 13 m de altura, guardianes de la libertad y pilares de la justicia, que pretenden recordar la voluntad de los alemanes de luchar y defenderse.
En el interior, la cripta de la primera planta hay dieciséis estatuas de guerreros (Totenwächter) que hacen guardia simbólicamente, dos de ellas delante de un total de ocho máscaras mortuorias de 6 m de altura.
La cripta fue concebida como una tumba simbólica para los soldados caídos.
En la Ruhmeshalle (Salón de la Fama), en la segunda planta, hay cuatro grandes esculturas enfrentadas, cada una de las cuales simboliza una supuesta virtud del pueblo alemán (valentía, fuerza de la fe, fuerza del pueblo y sacrificio).
Cada una de estas esculturas tiene 9,5 m de altura. Sobre los dos pisos de la cripta se alza una cúpula de 68 m de altura. Hacia ella, las ventanas con pilares están decoradas con 96 esculturas más pequeñas que representan el sufrimiento en la guerra.
La propia cúpula está decorada con 324 estatuas ecuestres de tamaño casi natural que representan el regreso de los vencedores. La cúpula, de 29 m de diámetro, crea una acústica inusual que permite que se celebren conciertos en la sala interior.
Desde la cripta, 364 escalones conducen a los visitantes a la plataforma de observación en la cima del monumento.
Para los arquitectos: siento desilusionaros, pero la estructura no es nada del otro mundo. Es un armazón de hormigón revestido de granito. Pero si sentís curiosidad, os dejo aquí algunos planos y modelos 3d para que os hagáis una idea de cómo son sus tripas.
Sin embargo, siendo un material relativamente nuevo en la época (se construyó entre 1894 y 1913), fue la primera vez que se usó el hormigón como material principal en una estructura tan grande.
Los expertos abogaban por una construcción de hierro, ya que garantizaba una mayor estabilidad, pero los factores de coste y mayor libertad creativa llevaron finalmente al uso del hormigón.
¿Pero cuál es la guerra y la batalla que conmemora este enorme mastodonte?
“Völkerschlachtdenkmal” en alemán significa “Monumento a la Batalla de las Naciones”, también conocida como la Batalla de Leipzig. Se libró en el contexto de las guerras napoleónicas en 1813.
Tras su retirada campaña rusa de 1812 y la derrota de los ejércitos franceses en España, los miembros de la 6.ª Coalición olieron sangre y se dispusieron a desquitarse de años de humillaciones infligidas por los ejércitos franceses.
Napoleón no podía permitirse perder la iniciativa, así que se dispuso a mostrar quién mandaba y lanzó una ofensiva en Alemania con las tropas que le quedaban y las recién reclutadas.
Cuando los aliados amenazaron con cortar su línea de suministros en Leipzig, Sajonia, Napoleón se vio obligado a concentrar tropas allí y a presentar batalla el 16 de octubre de 1813.
Durante el primer día, mantuvo a raya al ejército prusiano que le atacaba por el norte y al austríaco que hacía lo mismo por el sur, sin llegar a derrotarlos de forma decisiva.
Al día siguiente (17 de octubre), llegaron los ejércitos sueco y ruso y la cosa se complicó para Napoleón. Aún así plantó cara a 4 ejércitos (6 si tenemos en cuenta que sus aliados alemanes de Sajonia y Wurtemberg cambiaron de bando) durante 2 días (17 y 18 de octubre).
Pero durante la madrugada del 19 de octubre no tuvo más remedio que admitir que no podía ganar y ordenó una retirada hacia el oeste que no se detendría hasta su abdicación en abril de 1814.
La Batalla de Leipzig fue el mayor enfrentamiento armado de todas las guerras napoleónicas y la batalla más importante perdida por Napoleón Bonaparte. Más de 500.000 soldados participaron en ella, de los cuales más de 100.000 no sobrevivieron.
Europa no volvería a ver una batalla tan grande y sangrienta como aquella hasta más de 100 años después, durante la 1.ª Guerra Mundial.
El monumento se levanta sobre el lugar donde tuvieron lugar algunos de los combates más sangrientos, frente a un lago artificial en el que se refleja, y que simboliza el sudor, las lágrimas y la sangre derramadas durante la batalla que conmemora.
También fue escenario de combates en la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas nazis en Leipzig presentaron su última resistencia contra las tropas estadounidenses.
El diseño del Monumento a la Batalla de las Naciones tuvo mucha influencia en los arquitectos encargados de diseñar edificios de este tipo. Hay varios memoriales similares que imitan su estructura, si bien son mucho más modestos.
Como este, en Sídney ↓
O este, en Camberra ↓
O este, en Pretoria, Sudáfrica ↓
O este, en Bulgaria ↓
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