Torre del Silencio

Qué son las Torres del Silencio (Dakhma) y su ritual funerario en India e Irán

En el corazón de Bombay, una de las ciudades más densamente pobladas, ruidosas y modernas del planeta, existe un bosque prohibido donde reina un silencio sepulcral. Allí, ocultas entre la espesa vegetación de Malabar Hill, se alzan unas extrañas estructuras circulares de piedra donde, a diario, unos operarios depositan a los difuntos para que sean devorados por los buitres.

Son las Torres del Silencio.

Vista de una Torre del Silencio o Dakhma, una estructura circular de piedra utilizada en el ritual funerario zoroastrista

A ojos occidentales, la idea de «echar los cadáveres a los pájaros» puede parecer macabra, primitiva o incluso irrespetuosa. Sin embargo, para los fieles del zoroastrismo, este es un acto de suprema caridad y, curiosamente, de responsabilidad ecológica.

Estas estructuras, conocidas técnicamente como Dakhma o Dokhma (y en la India coloquialmente como Doongerwadi), son el eje central de uno de los ritos funerarios más antiguos, complejos y fascinantes del mundo. Un ritual que ha sobrevivido más de tres milenios pero que hoy se enfrenta a su propia extinción.

(Nota importante: Aunque comparten nombre, estas estructuras milenarias no tienen ninguna relación con las famosas Torres del Silencio del Centro Simón Bolívar en Caracas, Venezuela).

Arquitectura de una Dakhma: Los tres anillos de la muerte

Para entender el ritual, primero hay que entender el «escenario». Una Torre del Silencio no es un edificio cualquiera; es una máquina diseñada para la desaparición eficiente de la materia orgánica sin dejar rastro.

En su forma moderna, las dakhmas son grandes cilindros de piedra maciza sin techo. Su azotea es prácticamente plana, aunque cuenta con una ligera inclinación desde el muro perimetral hacia el interior, donde se abre un profundo pozo central u osario. La construcción siempre se realiza con piedra, evitando la madera, la tierra o materiales porosos que puedan absorber las «impurezas» de la muerte.

La superficie de piedra donde se colocan los cuerpos está meticulosamente diseñada y se divide en tres anillos concéntricos (llamados pavis), cada uno reservado estrictamente para un grupo social:

  • El anillo exterior: Es el más grande y aquí se depositan los cadáveres de los hombres.
  • El anillo central: Está reservado para las mujeres.
  • El anillo interior: El más pequeño y cercano al pozo, destinado a los niños.
Vista superior de la distribución de una torre del silencio

El sistema funciona por gravedad y descomposición natural. Una vez que las aves carroñeras han devorado la carne (un proceso llamado excarnación que, en condiciones óptimas, dura pocas horas), los huesos quedan expuestos al sol abrasador y al viento.

 Diagrama de una Dakhma mostrando los tres anillos concéntricos para hombres, mujeres y niños y el pozo central

Con el paso de los meses, los huesos se blanquean, se secan y se vuelven quebradizos. Es entonces cuando los operarios los empujan al pozo central. Allí, con ayuda de la cal viva, se desintegran gradualmente. Pero la ingeniería de la torre no acaba ahí: para evitar contaminar la tierra sagrada, el agua de lluvia que se filtra por el pozo pasa a través de cuatro canales subterráneos equipados con filtros de carbón vegetal y arena. Solo cuando el agua es pura y libre de patógenos, se libera al subsuelo o al mar.

El Ritual paso a paso: El Perro, el Demonio y la Mirada

El funcionamiento mecánico de la torre es solo la parte final de una ceremonia cargada de simbolismo, miedo a la contaminación espiritual y respeto por la naturaleza. El funeral zoroastrista no está diseñado para consolar a los vivos, sino para proteger al mundo de los muertos.

1. La batalla contra el demonio Nasu

Según las creencias zoroástricas, la muerte es el triunfo temporal del mal. En el momento exacto en que el alma abandona el cuerpo, este es invadido inmediatamente por Druj Nasu, el demonio de la putrefacción y la materia muerta.

En los textos sagrados (el Vendidad), este demonio es descrito como una mosca zumbadora repugnante que viene del norte. La presencia de Druj Nasu hace que el cadáver sea extremadamente «impuro» y contagioso, no solo en un sentido físico (bacterias), sino espiritual. Todo lo que el cadáver toca se vuelve impuro. Por eso, desde el momento del fallecimiento, nadie puede tocar al muerto excepto una clase especial de portadores profesionales.

2. El misterioso rito del Sagdid

Antes de que el cuerpo pueda ser llevado a la torre, se debe realizar uno de los rituales más curiosos y antiguos de esta fe: el Sagdid (literalmente «la mirada del perro»).

La tradición exige que se traiga un perro a la presencia del cadáver. Pero no sirve cualquier perro. Debe ser un perro especial, preferiblemente blanco con orejas amarillas o, según la tradición más estricta, un «perro de cuatro ojos». Obviamente, no existen perros con cuatro ojos; esto se refiere a perros que tienen dos manchas de color claro justo encima de sus ojos reales.

Se cree que este animal tiene la capacidad espiritual de ver al demonio Nasu y, con su mirada, ahuyentarlo. El sacerdote acerca al perro al cuerpo varias veces durante el funeral. Si el perro mira fijamente al cadáver, se considera que el rito ha funcionado y el demonio ha sido mantenido a raya. Si el perro se niega a acercarse o mira hacia otro lado, se considera un mal presagio, indicando que la muerte podría no ser completa o que el mal es muy fuerte.

3. Los Nusessalars: Los «intocables» sagrados

El transporte hasta la Torre del Silencio lo realizan exclusivamente los Nusessalars (portadores de féretros). Estos hombres viven segregados del resto de la comunidad parsi debido a su contacto constante con la impureza de la muerte.

Van vestidos completamente de blanco, con guantes y mascarillas (una práctica higiénica que precede a la medicina moderna por siglos). Trabajan siempre en parejas, unidos entre sí por una tela o cuerda blanca llamada paiwand, que simboliza su conexión espiritual y protección mutua contra las fuerzas malignas que rodean al cadáver.

Nadie más puede entrar en la Dakhma. Los familiares se despiden del difunto a unos cientos de metros de la torre, en unos pabellones de oración. Los Nusessalars cargan el cuerpo cuesta arriba, entran en la estructura circular, rasgan las ropas del difunto con herramientas especiales (para que abandone el mundo tal y como llegó, desnudo) y lo depositan en su anillo correspondiente.

(Alt Text: Buitres esperando en los muros de una Torre del Silencio en la India, parte esencial del ritual funerario parsi.)

Filosofía: ¿Por qué entregar el cuerpo a los buitres?

Para nuestra mentalidad occidental, el entierro o la cremación son lo «normal». Pero para un zoroastrista ortodoxo, ambas opciones son un pecado ecológico gravísimo.

El zoroastrismo, fundado por el profeta Zaratustra (Zoroastro) hace más de 3.000 años en Persia, se basa en la pureza absoluta. Veneran a Ahura Mazda (el Señor Sabio) y consideran sagrados los elementos clásicos de la naturaleza: la tierra, el agua, el aire y, sobre todo, el fuego.

La lógica teológica es implacable:

  • No pueden enterrar: Un cadáver lleno de putrefacción y demonios contaminaría la Tierra sagrada y las aguas subterráneas.
  • No pueden cremar: El humo fétido y la carne quemada contaminarían el Fuego sagrado (símbolo de la divinidad) y el Aire.
  • No pueden arrojarlo al agua: Contaminaría el Agua, fuente de vida.

La única solución que respeta los cuatro elementos es la excarnación solar y animal. Exponer el cuerpo en las Torres del Silencio cumple una doble función: aísla la impureza dentro de un muro de piedra (lejos de la tierra y el agua) y ofrece el cuerpo como alimento a otras criaturas de Dios.

Se considera el acto final de caridad del difunto: dar de comer al hambriento con su propia sustancia. Por esta visión holística, muchos expertos consideran al zoroastrismo como la «primera religión ecológica de la historia».

De Persia a la India: La historia de dos torres

Aunque el zoroastrismo nació en el actual Irán, hoy la inmensa mayoría de sus fieles viven en la India. Esto ha creado dos realidades muy distintas para las Torres del Silencio en la actualidad.

Las Torres de Irán (Yazd y Kerman)

Irán es la cuna de esta fe. En las afueras de ciudades desérticas como Yazd y Kerman, todavía se alzan majestuosas Dakhmas sobre colinas áridas, recortadas contra el cielo azul.

Sin embargo, estas torres están mudas. A medida que Irán se urbanizaba y modernizaba en el siglo XX, las torres quedaron demasiado cerca de los nuevos barrios. En los años 70, el gobierno prohibió el ritual por motivos sanitarios. Tras la Revolución Islámica de 1979, la prohibición se volvió estricta.

Las Torres del Silencio de Yazd, Irán, ubicadas en colinas desérticas y actualmente abiertas al turismo

Hoy, los zoroastristas de Irán entierran a sus muertos en cementerios, pero con un truco arquitectónico para no violar sus leyes: forran las tumbas con gruesas capas de cemento y hormigón para que el cuerpo nunca toque directamente la tierra. Las antiguas torres de Yazd son ahora atracciones turísticas donde los viajeros pueden caminar por los anillos donde antaño se descomponían miles de persas.

Las Torres de Bombay (La comunidad Parsi)

Cuando el Islam conquistó Persia en el siglo VII, un grupo de zoroastristas huyó en barco hacia la India para proteger su fe. Son los ancestros de los actuales parsis.

Cuenta la leyenda que, al llegar a la costa de Gujarat, el gobernante local les envió un vaso lleno de leche hasta el borde, indicando que su tierra estaba llena y no cabía nadie más. El sacerdote parsi, sin decir palabra, disolvió una cucharada de azúcar en la leche sin derramar una gota, indicando que ellos se mezclarían con la población y la endulzarían sin perturbarla.

Y así fue. Hoy, los parsis son una comunidad pequeña pero inmensamente rica e influyente en la India (son los propietarios del conglomerado Tata, por ejemplo). Sus Torres del Silencio en Malabar Hill (Bombay) siguen activas. Es un complejo de 22 hectáreas de bosque virgen en mitad de una de las zonas inmobiliarias más caras del mundo. A diferencia de Irán, aquí el acceso es estricto: solo parsis.

El ocaso del ritual: La catástrofe del Diclofenaco

Pese a sobrevivir invasiones y persecuciones durante milenios, el ritual de las Torres del Silencio se enfrenta hoy a un enemigo invisible y devastador: la farmacología moderna.

Desde la década de 1990, los cadáveres en las torres de Bombay dejaron de desaparecer. Se amontonaban y se pudrían lentamente al sol, generando olores insoportables para los vecinos de los rascacielos de lujo cercanos. ¿La razón? Los buitres habían desaparecido.

En cuestión de pocos años, más del 95% de la población de buitres de la India murió. La causa fue el Diclofenaco, un antiinflamatorio barato que los ganaderos daban a las vacas viejas y enfermas. Cuando las vacas morían y los buitres las comían, el fármaco provocaba un fallo renal fulminante en las aves. Fue una masacre ecológica accidental.

¿Paneles solares o aviarios?

Esta crisis ha provocado un cisma doloroso en la religión:

  1. La solución ortodoxa: Para mantener el rito, se han instalado enormes concentradores solares (espejos parabólicos) en las torres. El objetivo es concentrar el calor para deshidratar los cuerpos rápidamente. Sin embargo, el sistema no es perfecto: en los días nublados o durante el monzón, el proceso se detiene y el resultado es grotesco.
  2. La propuesta reformista: Muchos parsis, horrorizados por el estado de los cuerpos de sus padres, piden que se permita la cremación. Algunos incluso han construido aviarios para intentar criar buitres en cautividad cerca de las torres, pero el proceso es lento y difícil.

Curiosidades: El funeral de Freddie Mercury

No podemos hablar de zoroastrismo sin mencionar a su fiel más célebre: Freddie Mercury.

El líder de Queen nació como Farrokh Bulsara en Zanzíbar, en una familia parsi devota con raíces indias. Aunque su vida de estrella del rock estaba alejada de la estricta ortodoxia, nunca renunció formalmente a su fe. Cuando murió en 1991, su funeral en Londres fue oficiado por dos sacerdotes parsis (Mobed) vestidos de blanco inmaculado, recitando las oraciones tradicionales en lengua avéstica durante casi media hora.

Freddie Mercury, nacido Farrokh Bulsara, el parsi más famoso del mundo cuyo funeral siguió ritos zoroastristas adaptados

Pero, obviamente, no hubo Torre del Silencio en Londres. Freddie fue cremado en el cementerio de Kensal Green, una práctica que los sacerdotes aceptaron a regañadientes como mal menor al estar en la diáspora. Sus cenizas fueron custodiadas por su ex-novia y amiga del alma, Mary Austin, y enterradas en un lugar secreto que nunca ha sido revelado. Esto demuestra cómo incluso las tradiciones más antiguas deben adaptarse a los tiempos modernos para sobrevivir.


Conclusión

Las Torres del Silencio son mucho más que un escenario de película de terror gótico. Son un testimonio de una fe que intenta desesperadamente mantenerse pura en un mundo que considera contaminado. Mientras los rascacielos de Bombay asedian el bosque de Malabar Hill y los buitres desaparecen de los cielos indios, las Dakhmas permanecen como recordatorios de piedra de que, al final, todos volvemos a la naturaleza. La única duda que nos queda es cuánto tardaremos en hacerlo.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

¿Qué es una Dakhma? Una Dakhma (o Torre del Silencio) es una estructura funeraria circular y elevada, utilizada por los zoroastristas para la excarnación de los cadáveres mediante aves carroñeras, evitando así contaminar la tierra con el entierro.

¿Todavía se usan las Torres del Silencio hoy en día? Sí, principalmente en la India por la comunidad parsi en Bombay (Mumbai). En Irán, donde se originó la religión, están prohibidas desde los años 70 y son ahora sitios históricos visitables.

¿Por qué los parsis usan buitres para sus funerales? Para ellos, el buitre es un animal sagrado que limpia la tierra. Al comer el cadáver, el ave elimina la materia impura sin dejar residuos contaminantes, cerrando el ciclo ecológico de la vida.

¿Qué pasa ahora que no hay buitres en la India? La desaparición de los buitres debido al diclofenaco ha obligado a usar concentradores solares para acelerar la descomposición, aunque muchos parsis están optando ya por la cremación eléctrica, pese a la oposición de los sacerdotes ortodoxos.


¿Te ha sorprendido este ritual? Si te apasiona la historia y las curiosidades de la muerte y la arquitectura, echa un vistazo a nuestro artículo sobre La tumba del Doncel de Sigüenza o suscríbete a nuestra newsletter para recibir historias como esta en tu correo.

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