Suena el teléfono en un hogar escandinavo. Responde una niña de 10 años:
-Papá no está, ha salido a pasear.
-Ve a buscarlo, ¡ha ganado un premio muy importante!
Aquella llamada iba a cambiar la vida de aquel padre, una ciudad y la historia de la arquitectura
Fíjate en este lugar. Lo más probable es que no lo reconozcas, pero lo has visto decenas, acaso cientos de veces, en vídeos y fotografías.
Cada año sale puntualmente en las noticias de todos los países del mundo ↓
Vamos a probar desde otro punto de vista.
¿Tampoco?
No te preocupes, no es tu culpa. Son fotos antiguas en las que falta el edificio inconfundible que representa toda una ciudad y todo un país ↓
El caso es que este era el lugar que contemplaba un hombre durante un caluroso día de verano mientras fumaba su pipa.
En pocos segundos dio cuenta de que aquella ubicación era uno de los mejores emplazamientos del mundo para el tipo de edificio que estaba punto de construirse.
Y no solo por su privilegiada posición en el puerto, a orillas del mar, sino por la ausencia de otros edificios circundantes, lo que dejaría al arquitecto libertad para romper todas las tradiciones arquitectónicas de la ciudad y hacer algo totalmente nuevo.
Aquel hombre era Eero Saarinen. Nacido en Finlandia pero formado en Estados Unidos, a sus 46 años, había conseguido abrirse camino hasta el Olimpo de la arquitectura moderna con 2 proyectos emblemáticos:
El Centro Técnico de General Motors y el Gateway Arch.
Tras inspeccionar el lugar, Saarinen se puso manos a la obra. Sacó del bolsillo el sobre de una carta y dibujó a lápiz un boceto de aquella pequeña península con un vago esbozo de un edificio sobre ella.
Pero, pese a ser uno de los arquitectos más reputados del mundo, Saarinen no estaba allí para construir ningún edificio.
En realidad formaba parte del jurado de 4 expertos que decidiría cuál de las 233 propuestas recibidas en el concurso sería construida.
Saarinen era un veterano en concursos internacionales de diseño, pero no le gustaba el duro y tedioso trabajo que suponía revisar cientos de propuestas para ir descartando la mayoría y seleccionar los finalistas.
De hecho, solía llegar un par de días tarde a posta para dejar que otros hicieran el difícil trabajo de cribado inicial, mientras él se llevaba toda la gloria de la decisión final.
Sin embargo, en la ocasión que nos ocupa, Saarinen no quedó impresionado por ninguna de las 10 entradas que sus compañeros del jurado habían preseleccionado.
Así que empezó a rebuscar en el montón de las entradas rechazadas. La número 218 captó su atención de inmediato por su originalidad.
Se apartó para asimilar lo que estaba viendo.
Luego miró de cerca todos sus dibujos para escrutarlos al detalle.
Haciendo una floritura con la mano, dijo a sus compañeros en su marcado a sus compañeros del jurado: “Señores, aquí tienen su teatro”.
Éstos lo contemplaron atónitos. Ellos querían que ganase esta mole brutalista de hormigón con forma de filtro para aspiradoras.
Pero al final, la sensibilidad modernista de Eero Saarinen acabó imponiéndose y varios días después el jurado compareció ante los medios para anunciar quién había ganado el concurso.
Y pocas horas después sonaba el teléfono en una casa danesa y respondía una niña de 10 años, que salió corriendo de su casa para encontrar a su padre y darle la noticia que cambiaría su carrera y su vida para siempre.
Contra todo pronóstico, un total desconocido le había ganado la partida a grandes pesos pesados del mundo de la arquitectura.
Su nombre era Jørn Utzon y este es el edificio que iban a construir.
Vale, ahora sé sincero. ¿Habías adivinado de qué edificio se trataba con las pistas que he ido dejando por el hilo?
Esta historia tan bonica la recogen varios libros sobre la construcción de la Ópera de Sídney, aunque existen algunas dudas sobre su autenticidad.
Uno de los miembros del jurado afirmó haber mostrado gran interés por la entrada 218 antes de la llegada de al arquitecto fino-estadounidense.
Quizá la historia fue embellecida por el propio Saarinen para ensalzar su papel en la elección de la propuesta ganadora o dicho miembro del jurado no quería pasar a la historia mostrando una notable falta de sensibilidad artística ante la aparición de lo extraordinario.
Lo cierto es que Saarinen tuvo un papel decisivo en la elección del proyecto de Utzon para la ópera de Sídney. Presionó con toda su energía para que esta obra recibiera el primer premio, en contra de todos los argumentos esgrimidos por sus 3 compañeros.
No se sabe a ciencia cierta qué le impulsó a defender esta obra con tanta vehemencia. Pero lo cierto es que sin Saarinen, la Ópera de Sídney podría tener un aspecto muy diferente y la que conocemos nunca habría pasado de la mesa de dibujo.
Aunque cabe la posibilidad de que sea apócrifa, la historia me ha parecido perfecta para una saga de hilos en los que exploraremos el diseño y el gran culebrón en el que se convirtió el proceso de construcción de uno de los edificios más emblemáticos del mundo.
Pero esta historia inicial no estaría completa sin mencionar a sus otros dos grandes promotores: Sir Eugene Goossens director de la Orquesta Sinfónica de Sídney y del conservatorio de música de la ciudad y Joe Cahill, presidente del gobierno de Nueva Gales del Sur.
Goossens, que antes de llegar a Australia había dirigido orquestas estadounidenses con grandes auditorios construidos ex profeso, se encontró con que la Sinfónica de Sídney tenía que tocar en pequeños teatros y en lo que hoy es la sala de plenos del ayuntamiento de Sídney.
Sus repetidas solicitudes de una infraestructura específica donde una orquesta como la de Sídney pudiera tocar dignamente fueron escuchadas por Joe Cahill, que junto al director seleccionó Bennelong Point (el lugar que salía en las primeras fotos del hilo, ¿recuerdas?).
Pese a que Cahil no tenía estudios y nunca había estado en concierto de música clásica, tuvo la intuición y la altura política para entender la necesidad de semejante infraestructura y su potencial para catapultar a la fama una ciudad provinciana como era Sídney entonces.
Ninguno de sus tres grandes promotores, Saarinen, Goossens y Cahill, viviría para ver el edificio terminado.
Joe Cahill murió de un infarto en 1959, pocos meses después de haber colocado la primera piedra.
Saarinen fallecería a causa de un tumor cerebral dos años después, en 1961.
Y Eugene Goossens se vio envuelto en un escándalo sexual en 1956, tuvo que dimitir de todos sus cargos y abandonó Australia precipitadamente. Murió en Londres en 1962.
El destino de sus promotores ilustra a la perfección la historia de la construcción de la Ópera de Sídney: un relato de genio artístico, superación personal y progreso tecnológico, pero también de envidias, sectarismo y frustración que devorarían a muchos de sus protagonistas.
Bibliografía
Fitzsimons, Peter. The Opera House: The extraordinary story of the building that symbolises Australia the people, the secrets, the scandals and the sheer genius. Hachette, 2022.
Murray, Peter. The Saga of Sydney Opera House: The Dramatic Story of the Design and Construction of the Icon of Modern Australia. Routledge, 2003.
Pitt, Helen. The House: The dramatic story of the Sydney Opera House and the people who made it. Allen & Unwin, 2018.
Páginas web
https://www.sydneyoperahouse.com/our-story/jorn-utzon.html
http://theoperahouseproject.com/
https://utzon-archives.aau.dk/
https://www.theguardian.com/australia-news/gallery/2019/feb/10/sydney-opera-house-the-designs-that-didnt-make-it-in-pictures
https://artsandculture.google.com/story/CAVhiDXG4On-xA
https://whc.unesco.org/en/list/166
Créditos fotográficos
Foto de portada: By 1950sUnlimited – 1949 Western Electric, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=109198026
Fotografía del Bennelong Point 1: By Photographic Collection from Australia – Aerial view of Sydney Harbour – the bridge is under construction, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11344078
Fotografía del Bennelong Point 2: https://www.reddit.com/r/HistoryPorn/comments/59f48i/bennelong_point_housed_a_tram_shed_before_it_made/
Fotografía de Saarinen: By Balthazar Korab – https://www.loc.gov/pictures/item/2018672849/, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=128005517
Fotografía del Gateway Arch: By St_Louis_night_expblend.jpg: Daniel Schwenderivative work: ←fetchcomms – St_Louis_night_expblend.jpg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=14673204
Fotografía del Sydney Town Hall: By Jason7825 – Own work, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3293574
Fotografía de la ópera en construcción: By Len Stone photograph collection – https://archives.cityofsydney.nsw.gov.au/nodes/view/668838, CC BY 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=90248497
Fotografía de la Ópera completada: By Bernard Spragg. NZ from Christchurch, New Zealand – Sydney Australia., CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=70521604
Fotografía del diseño de Utzon: By Photographic Collection from Australia – Sydney Opera House – Jørn Utzon drawingsUploaded by Oxyman, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22350868
Fotografía del diseño del podio de la ópera: By Photographic Collection from Australia – Sydney Opera House – Jørn Utzon drawingsUploaded by Oxyman, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22350824
Fotografía del diseño inicial: By Photographic Collection from Australia – Sydney Opera House – Jørn Utzon drawingsUploaded by Oxyman, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=22350842
Fotografía de la ópera en construcción con el puente de fondo: By Len Stone photograph collection – https://archives.cityofsydney.nsw.gov.au/nodes/view/668796, CC BY 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=90249418