El artesonado nazarí de Berlín

    El patrimonio se defiende o se pierde.

    Este es el artesonado de la Torre de las Damas en la Alhambra, pero no está en Granada, sino en un museo de Berlín.

    ¿Qué diablos hace un artesonado nazarí de la Alhambra en un museo alemán y cómo llego allí?


    El Museo de Pérgamo, en Berlín, es un museo diferente a todos los demás: es un edificio específicamente diseñado para albergar los gigantescos descubrimientos de las expediciones arqueológicas alemanas por todo el Imperio Otomano.

    Qué puerta de las murallas de Babilonia más bonita. ¡Pa’ Berlín!

    ¿Y este altar de la acrópolis de Pérgamo, máximo exponente del barroco helenístico? ¡Pa’ Berlín!

    ¿Y esta puerta del mercado de Mileto? ¡Pa’ Berlín y no se hable más!

    ¿Una fachada de un recinto palaciego jordano del siglo XIII?¿Sabes lo que vamos a hacer? Exacto, pa’ Berlín.

    Pero no todas las piezas proceden del desaparecido Imperio Otomano: el visitante español se sorprende al descubrir una de las obras más destacadas de la sección dedicada al arte islámico: un artesonado de madera del siglo XIV procedente de la Alhambra.

    La versión oficial del museo (conforme a los carteles, la audioguía y la página web) es que un acaudalado banquero alemán compró el edificio a finales del siglo XIX y en 1891 lo donó generosamente al estado, que a cambio le permitió llevarse el artesonado.

    Pero ya sabéis lo que dice el refrán (acuñado por mí): “Nunca te fíes de un alemán”. Como muestra de ello, la audioguía del museo afirma que el palacio del que procede el artesonado (la Alhambra) está en ruinas (!). Ignoro si lo han corregido desde que estuve en 2018.

    La versión del Patronato de la Alhambra ( @alhambracultura ) sobre el traslado de la pieza no coincide con la del Museo de Pérgamo, y por buenas razones.

    Para entender cómo este artesonado llegó a Berlín, hay que tener en cuenta que algunas partes de lo que hoy es el complejo de la Alhambra pasaron a manos privadas en las primeras décadas del siglo XIX.

    La Torre de las Damas formó parte del Real Patrimonio hasta 1828, cuando se vendió a un propietario privado que la convirtió en vivienda.

    📷 Fíjate en la imagen de la izquierda cómo se cegaron sus arcos para meter 2 pisos de vivienda en el pórtico.

    Durante los años siguientes, sus propietarios destrozaron el edificio para adecuarlo a sus necesidades.

    📷 Los muros que cegaban los arcos llegaron a tener balcones, como muestra la fotografía.

    En este punto aparece el primer pseudo-villano de esta historia: tras pasar por varios propietarios, en 1886 lo adquiría el acaudalado banquero alemán Arthur Gwinner.

    Es importante entender que Gwinner no era simplemente un tipo al que le sobraba el dinero: tuvo gran influencia en el ambiente cultural y político alemán como director de la Gemäldegalerie y director general de los Museos Reales (desde 1905).

    En el momento de la adquisición, ya se había aprobado legislación para la protección del patrimonio en España: en especial la Ley de Expropiaciones Forzosas, promulgada en 1879.

    A partir de 1888, el Estado empezó a presionar a Gwinner para que donase la propiedad, bajo amenaza de expropiación forzosa y éste dio instrucciones de que que se iniciaran las obras para retirar el techo nazarí de la torre con la intención de trasladarlo a Alemania.

    Como sabía que una expropiación era inevitable, Gwinner consideró que si vendía la cesión como una generosa iniciativa suya, “queriendo contribuir al engrandecimiento de la Nación”, las autoridades le permitirían llevarse a Berlín el artesonado.

    Este descabellado plan (en 2022) salió bien en 1891. Lo consiguió sin mayores objeciones por parte de las autoridades españolas, salvo sacarle algunos planos y dibujos del mismo.

    El Estado, con la ley en la mano, podría haber expropiado todo, taujel incluido, pero no lo hizo. Seguramente se vio la recuperación del Palacio del Partal como una gran victoria a nivel patrimonial y el artesonado como una pérdida menor, una más en la historia de la Alhambra.

    Y así, sin más, en 1891, Gwinner se marchó a Berlín con el artesonado nazarí. Llama la atención la ausencia noticias ni protestas ante tal expolio, ni por parte de la dirección de la Alhambra en la época y aún menos por parte de la prensa local.

    Gwinner instaló el techo en su residencia berlinesa de la Rauchstraße 1. Más tarde, se mudó a la Sophienstraße 25, llevándose el techo con él.

    📷 Este edificio de Berlín albergó un artesonado nazarí del siglo XIV.

    Tras la muerte de Gwinner en 1931, sus herederos trasladaron el artesonado a un lugar indeterminado del oeste de Alemania, donde se le perdió la pista durante años. Sin embargo, España tuvo otra oportunidad para recuperar el artesonado.

    En 1977, al enterarse de que los herederos de von Gwinner habían puesto el artesonado en venta, el director del Museo Islámico de Bonn, Klaus Birsch, informó de ello a Jesús Bermúdez Pareja, director del Museo Nacional de Arte Hispano Musulmán.

    Bermúdez Pareja se trasladó a Alemania para comprobar la autenticidad de la cúpula y redactó un informe para el Ministerio de Cultura solicitando su adquisición para la Alhmabra.

    Pero Evelio Verdera y Tuells, Director General del Patrimonio Artístico, decidió no adquirir el artesonado. El precio solicitado (1 millón de marcos, 38 millones de pesetas al cambio de entonces) le parecía demasiado elevado, dado su pobre estado de conservación.

    Así, el Estado Alemán terminó comprando el artesonado por medio millón de marcos. Primero se instaló en el Museo de Arte Islámico de Dahlem, en Berlín Oeste y, tras la Reunificación, en el Museo de Pérgamo, donde está desde entonces.

    El artesonado que hoy podemos ver en el techo de la Torre de las Damas es una reproducción ejecutada en 1964 a partir de los dibujos de 1891. La copia (simplificada) la hizo el ebanista José Romera Baena, bajo la dirección del arquitecto conservador Jesús Bermúdez Pareja.

    La historia del artesonado de la Torre de las Damas es la de un expolio consentido y propiciado por intereses políticos y económicos, la dejadez de las autoridades y la falta de una legislación efectiva en materia de protección patrimonial. No dejemos que vuelva a pasar.

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    Bibliografía.

    Illana, Goizane. Torre de las Damas: un expolio permitido. Consulta en línea:

    https://www.academia.edu/79012755/Torre_de_las_Damas_un_expolio_permitido?f_ri=12836

    Las imágenes proceden de la página web del Patronato de la Alhmbra, el Museo de Pérgamo y el libro The Alhambra, de Albert F. Calvert. Entra a ver las ilustraciones de esta joya:

    https://gutenberg.org/files/64822/64822-h/64822-h.htm

    Publicado originalmente en:

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