Durante siglos, los zares se enriquecieron a costa de la salud de sus súbditos vendiéndoles vodka, con horribles secuelas para la Rusia actual
Todo empezó con un soberano descubriendo la popularidad de un licor transparente en su reino…
A partir de ese momento, todo el alcohol de Rusia se convirtió en propiedad del zar.
Todo un lince de los negocios
El propio zar Pedro el Grande decretó que las mujeres que acudieran a las tabernas a llevarse a sus maridos debían ser azotadas.
El mismísimo Tolstoi redactó un texto de advertencia para las botellas de vodka pero Nicolás II se negó a incluirlo en las etiquetas.
Es una decisión que lo honra, pero que fue tomada en el peor momento posible.
Y, por lo tanto, cerraron las destilerías de los zares y lanzaron campañas de concienciación.
La empresa asumía que el ruso promedio se la terminaría de una sentada y no habría motivo para volver a cerrar la botella.
¿Quién ha dicho «culto a la personalidad»?
Hoy, como en tiempos de los zares, el Kremlin sigue proporcionando a sus ciudadanos licor de alta graduación a precios asequibles, perpetuando un círculo vicioso de adicción, dependencia, miseria, enfermedad y desesperación que lleva en marcha desde hace más de 500 años.
¡Eso se soluciona tomándote una copita de vodka con el tito Vladimir!
Ahora con menos polonio.
Bibliografía/para saber más
https://www.youtube.com/watch?v=vK7l55ZOVIc https://www.theatlantic.com/international/archive/2013/09/how-alcohol-conquered-russia/279965/ https://time.com/6082058/russian-revolution-vodka/ https://www.politico.com/newsletters/politico-weekend/2023/05/05/vladimir-putins-shadow-vodka-empire-00095528
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