En apariencia, estos garabatos no tienen nada de especial, pero tienes ante ti las tareas escolares más antiguas que conservamos.
Y los imaginativos dibujos de un niño del siglo XIII distraído mientras aprende a escribir nos revelan muchos secretos de su vida/época 👇
En 1951, arqueólogos soviéticos empezaron a desenterrar manuscritos medievales en la ciudad de Novgorod.
La mayoría eran cartas comerciales, listas de la compra, textos religiosos, etc. pero uno de los manuscritos llamó especialmente la atención de los investigadores.
Una serie de “páginas” garabateadas y firmadas por Onfim, a todas luces un niño de unos 6-7 años que vivió hacia 1260 y que estaba aprendiendo a escribir mostrando una imaginación propia de su edad.
Por ejemplo, en esta página, Onfim estaba copiando las letras del alfabeto en la esquina superior derecha, pero pronto se aburrió y no pudo resistirse a dibujarse como un guerrero a caballo, con la espada en una mano y empalando a un enemigo con una lanza en la otra 🏇
Aquí, Onfim empezó copiando un pasaje de la Biblia en el dialecto eslavo oriental del antiguo Novgorod. pero después de unas pocas palabras no pudo resistirse a dibujar este impresionante ejército de hombres armados con horcas.
En este otro ejemplo, Onfim “recicló” el fondo de una cesta rota (mira los orificios para los pespuntes en el borde) para practicar el alfabeto, las sílabas y algunas frases sueltas del Libro de los Salmos.
Cuando terminó, decidió darse un homenaje en el reverso y se representó disfrazado de bestia salvaje.
El texto de la parte superior reza: «Soy una bestia salvaje». 🐺
Y la bestia parece llevar un cartel que reza: “Saludos de Onfim a Danilo”, posiblemente un compañero de clase.
Pero hombres, caballos, armas y bestias míticas no son los únicos temas que le gustaba dibujar a Onfim. También dibujaba a las personas de su entorno.
En este otro dibujo, Onfin representa a sus padres, blandiendo horcas (¿o quizá son manos-rastrillos estilizados?).
Esta otra escena muestra la figura desordenada de un hombre y otra figura montada en lo que parece ser un caballo.
El texto de la parte superior dice: “¡Señor, ayuda a tu siervo Onfim!”.
Aquí aparecen Onfim y su profesor. Llama la atención el número diferente de dedos en las manos-rastrillos de las figuras, lo que indica que quizá Onfim no había aprendido a contar aún.
Los manuscritos de Onfim son extraordinarios porque son las tareas escolares infantiles más antiguas que conservamos. Y es que casi la totalidad de los ejercicios escolares y los productos de la inspiración infantil se plasmaban sobre el lienzo efímero de la tierra o la arena.
¿Pero cómo es posible que nos hayan llegado los dibujos de Onfim en un mundo donde el papel no existía o era un bien de lujo?
Pues usando un material barato y abundante: la corteza de abedul.
Este material se utilizaba en la época como soporte barato y accesible para los niños (tareas escolares) y los adultos, que lo usaban para escribir todo tipo de textos: correspondencia personal, multas, pagos, quejas, acusaciones, versos populares y proverbios, etc.
Cuando el destinatario recibía y leía el mensaje, simplemente tiraba el trozo de corteza a los suelos embarrados de la región, donde la presencia de agua y arcilla creaba un entorno inusualmente libre de oxígeno y bacterias que preservaba estos documentos.
Gracias a una geología única, durante 800 años se han conservado cientos de ellos.
En total, han aparecido 17 piezas de corteza de abedul escritas y/o dibujadas por Onfim, 12 de ellas con dibujos y 5 con solo texto, por lo general del Libro de los salmos de la Biblia.
Es tal la cantidad de documentos en corteza de abedul y tanta la información que nos proporcionan, que en Rusia hay una rama de la arqueología dedicada a su estudio: la berestología (de la palabra rusa para corteza de abedul, “beresta”, en plural “beresty”).
Y es que los dibujos de Onfim nos permiten hacernos una idea de cómo era la educación en el siglo XIII: los niños practicaban la escritura de las letras del alfabeto, deletreaban sílabas y reproducían textos breves conocidos, como versículos de la Biblia.
No parece que las cosas hayan cambiado mucho en 800 años, ¿no te parece?
Si tienes hijos/as, seguramente los dibujos de Onfim te inspirarán cierta ternura porque seguramente no sean muy diferentes a los que hacían ellos con 5-6 años.
Además, la gran cantidad de este tipo de manuscritos (más de 1100 encontrados hasta el momento) indica que la población de Novgorod tenía tasas de alfabetización considerablemente más altas de lo que suponíamos en la “oscura” Edad Media, y en diferentes clases sociales.
En opinión de los expertos, los arcillosos suelos de Novgorod y sus alrededores ocultan 20 000 manuscritos esperando a que los desenterremos para seguir aprendiendo sobre la lengua rusa arcaica y los detalles de la vida cotidiana de los habitantes de la Edad Media como Onfim.
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