Echa un vistazo a la foto que aparece a continuación. ¿Ves algo raro? ¿No? Mira otra vez.
¿Nada? Fíjate en la ventana tapiada que hay bajo el rosetón. Es la cicatriz que marca la altura original que tenía el edificio…
A menudo, las catedrales que vemos hoy no son ni por asomo las que sus maestros de obras proyectaron. Ni las que terminaron construyéndose tras siglos de obras y modificaciones introducidas por obispos, arquitectos y conservadores del patrimonio.
Sin ir más lejos, en el siglo XIX se hicieron muchas intervenciones para dejar los templos “como deberían haber sido” (como al arquitecto de turno le gustaría que fueran). Que se lo digan si no a los barceloneses.
📷 Catedral de Barcelona en el siglo XIX/hoy en día
O a los conquenses
📷 Catedral de Cuenca en el siglo XIX/hoy en día
O, sin ir más lejos, a los madrileños.
La catedral neogótica que pides en AliExpress/la que te llega
La Catedral de Sigüenza es un caso muy especial, puesto que las catedrales solían crecer en horizontal (cuando se añadían elementos que no estaban en el diseño original, como claustros, capillas, sacristías o deambulatorios), no en vertical.
El arquitecto victoriano G. E. Street afirmaba que sus artífices parecían haber trabajado para la eternidad, debido a su extraordinaria solidez (en su opinión excesiva).
No es de extrañar, considerando la imagen que esta recia mole nos ofrece hoy en día. Pero la catedral que Street contempló hace más de 100 años no es la misma que hubo en la ciudad en la Edad Media.
Su construcción empezó poco después de la conquista cristina a de la ciudad en 1123 y debió de concluirse en algún momento de siglo XIII. El resultado fue un templo íntegramente románico, oscuro y con bóvedas de cañón a poca altura.
¿Pero entonces cómo acabó una catedral gótica encima de una románica? En el siglo XIV, la catedral se vino abajo. No sabemos cuándo exactamente ni por qué. Se ha propuesto que la nave central era demasiado ancha para una bóveda de cañón convencional.
En esta tesitura, las diócesis con amplios recursos económicos solían derribar todo el templo y construir uno nuevo en el mismo lugar conforme a la moda arquitectónica del momento.
Lo normal era ir derribando la catedral antigua conforme se iba construyendo la nueva para evitar interrupciones en el culto. En Plasencia (izquierda) o Beauvais (derecha) los nuevos proyectos se quedaron a medias por falta de fondos o problemas estructurales y el edificio antiguo se levanta junto al antiguo en un llamativo contraste que los convierte en edificios muy peculiares.
En Salamanca, por ejemplo, se quedó pequeña la catedral románica, así que construyeron una nueva al lado sin derribar la antigua, y las conforman uno de los conjuntos monumentales más singulares de España en la actualidad.
Pero el derrumbe de la catedral de Sigüenza sucedió en un momento de gran necesidad económica en la diócesis, algo que atestigua la crisis generalizada que había en Europa y en Castilla en el siglo XIV, debido a la Pequeña Edad de Hielo, la Peste Negra o las guerras civiles que detuvieron el avance cristiano hacia las taifas musulmanas del sur.
Así, la catedral permaneció en ruinas durante décadas, hasta que en el siglo XV este obispado se convirtió en una plaza estratégica de la jerarquía católica. Sigüenza era un trampolín para pasar a ocupar la archidiócesis de Toledo, la más importante de la Península Ibérica. Igual decir que era «importante» es quedarse un poco corto, ya que su jurisdicción abarcaba la superficie en amarillo del mapa, media España actual.
De los 10 prelados que pasaron por Sigüenza en el siglo XV, cinco llegaron a cardenales. Y así, los obispos de Sigüenza fueron personas cada vez más importantes, ricas e influyentes, que no podían permitir que la iglesia principal de su diócesis fuera un montón de ruinas.
La situación económica del cabildo distaba de ser buena, así que la opción de derribar lo que quedaba del templo para levantar uno nuevo de nueva traza, (como se hizo por ejemplo en Jaén) no era una opción.
La solución al problema fue ingeniosa y audaz.
Aprovechar la sólida fábrica románica para levantar una obra gótica sobre ella, ahorrando tiempo y dinero, y solucionando los problemas de la catedral desde que fue completada: la gran anchura de la bóveda en la nave central y la oscuridad por las pequeñas ventanas románicas.
Y así se aumentó la altura de la nave central con un galería de ventanas y se añadieron rosetones en el transepto y la nave central.
📷 La expansión es lo que queda por encima de la línea roja.
Añadir peso y altura sobre unos cimientos, muros y pilares que no habían sido concebidos para ello fue una decisión arriesgada, aunque fuesen tan recios como los de la Catedral de Sigüenza.
Pero lo cierto es que fue un éxito. El peso añadido por la extensión vertical de los muros quedó compensado por las bóvedas góticas, más ligeras que las de cañón.
Desde fuera, el trabajo de integración es excelente y, con el paso del tiempo, no se aprecia una gran diferencia, pero en el interior hay cicatrices en la piedra que nos indican cómo era la catedral original.
En la imagen que abre este hilo, además de la ventana tapiada, se aprecia perfectamente hasta dónde llegaba la bóveda anterior por la diferencia en la mampostería (indicada por las flechas rojas).
En el otro brazo del crucero sucede lo mismo. Aquí la “costura” es más llamativa por el color mucho más claro de la piedra original del edificio románico.
En los muros del altar mayor también pueden apreciarse las ventanas románicas tapiadas que daban luz al ábside de la catedral románica primitiva. Casi no se ve en esta foto, pero las flechas rojas indican el perfil.
Así fue como la Catedral de Sigüenza, un templo románico, pegó un “estirón gótico” en el siglo XV. En estas maquetas del museo diocesano se aprecia bien cómo habría sido el antes y el después.
Las reformas no terminaron aquí: en el siglo XVI se reformaron las bóvedas del altar mayor y se añadió la que quizá sea la girola más oscura de España demoliendo los ábsides románicos laterales.
📷 Antes/después
Pero los cambios no terminaron aquí. Durante la Guerra Civil, la catedral quedó en ruinas y durante su reconstrucción se añadieron 2 elementos nuevos: una linterna para el crucero y un nuevo remate para la Torre del Gallo.
Si te interesa lo que sucedió en Sigüenza durante la Guerra Civil y el estado en que quedó la catedral tras el asedio que padeció, puedes echarle un vistazo a este artículo:
Muchas gracias por leer hasta aquí. Si te ha gustado y has aprendido algo nuevo, comparte el contenido con tus conocidos para que ellos también conozcan la insólita historia de la catedral que pegó un estirón gótico.
Esto no me ha cabido en el artículo, pero ¿a quién no le van a gustar unos diagramas arquitectónicos sobre la Catedral de Sigüenza?
Bibliografía
Pérez-Villamil, Manuel (1899). La Catedral de Sigüenza. Tipografía Herres. Descárgalo aquí:
Publicado originalmente en: