Las entrañas del Mont Saint-Michel

    Un lugar que ha pasado de ser santuario de druidas a abadía, prisión y trampa turística.

    Un conjunto fascinante que combina las poderosas características de una fortaleza militar y la sencillez de un edificio monástico.

    Vamos a ver las tripas del Mont Saint-Michel


    Abadías en Francia hay muchas, pero ninguna como esta… por su ubicación geográfica, su audacia y la grandeza de su diseño.

    Es un conjunto único entre los monumentos militares y monásticos del Medievo.

    Su posición geográfica privilegiada es obvia: este peñasco de granito de casi 1 km de diámetro está rodeado de vastos bancos de arena (pero solo queda aislado del continente cuando la marea es especialmente alta).

    Antes de la construcción de la la carretera que une la abadía con el continente, el camino hasta ella era muy arduo debido a las arenas movedizas y a las mareas, que suben con enorme rapidez.

    El nivel del agua puede oscilar hasta 14 metros en un solo día.

    Hoy ya no es lo mismo, pues esta carretera supone un obstáculo para que la marea pueda retirar los sedimentos depositados, generando bancos de arena más altos entre la isla y la costa, que casi nunca quedan anegados.

    La isla, que según algunos expertos fue sede de cultos druídicos en la Edad Antigua, acogió a los primeros ermitaños cristianos, que construyeron un oratorio dedicado a San Esteban, primer mártir del cristianismo, con la llegada de esta religión a la zona en el siglo IV.

    En la época, se la conocía como Mont Tombe. La tradición cuenta que en el año 708 el arcángel San Miguel se apareció 3 veces en sueños al obispo Aubert de Avranches, ordenándole construir una abadía en la isla.

    En el año 966, un grupo de monjes benedictinos se instalaron en el Mont-Sain-Michel y construyeron la iglesia que conocemos hoy. Al hacerlo, se encontraron por primera vez con un problema recurrente en el lugar: la falta de espacio.

    Tras despejar la cima del peñasco, les quedó una superficie rectangular, insuficiente para albergar un templo con la planta de cruz latina tradicional.

    La solución para aumentar la superficie edificable fue añadir una serie de criptas en el nivel inferior que pudieran sustentar los brazos del transepto (los brazos de la cruz), el ábside y la fachada occidental de la iglesia.

    En este plano del nivel superior de la abadía, podemos ver cómo en la cima de la roca se terminó construyendo una iglesia con la clásica planta de cruz latina.

    Pero si bajamos un nivel, vemos que solo el centro de la iglesia se sustenta sobre la roca (marcada con una Z): todos los extremos de la cruz descansan encima de una serie de criptas construidas para ampliar la superficie edificable y salvar el desnivel de la montaña.

    En el nivel inferior, vemos que todas estas criptas sí se apoyan sobre la superficie de la roca (marcada con una V), que va aumentando a medida que descendemos.

    Los monjes benedictinos no solo levantaron la iglesia románica, sino que convirtieron la abadía en un importante lugar de peregrinación del Occidente cristiano y en uno de los centros culturales más importantes de la época, copiando y acumulando un gran número de manuscritos.

    Sin embargo, en 1203, la mayor parte de la abadía, excepto la iglesia, fue destruida durante las guerras entre Felipe Augusto, rey de Francia, y Juan, rey de Inglaterra.

    En aquella época, la isla no estaba fortificada y fue presa fácil de los ejércitos invasores.

    La abadía fue reconstruida durante el siglo XIII, incorporando recias fortificaciones militares que le permitieron resistir numerosos asedios, principalmente durante la Guerra de los 100 años y las Guerras de religión francesas en el siglo XVI.

    Asediar el Mont Saint-Michel era muy difícil: no era posible rodear la abadía con las tropas ni montar maquinaria de asedio en un terreno inestable que se inundaba 2 veces todos los días.

    Además, era muy fácil abastecer la abadía por mar durante la marea alta. 📷 Edouard Groult

    Eso sin contar las formidables murallas y torres que se añadieron en torno al conjunto en el siglo XIII.

    Reconstruir la abadía supuso un reto, puesto que a la falta de espacio se añadió otro problema: la estricta regla de San Benito, que regía la vida de todos los monjes benedictinos y que se resumía en el lema “Ora et labora”.

    Dicha regla especificaba que debía existir una comunicación directa entre la iglesia y los principales edificios en los que los monjes desempeñaban su actividad, para que pudieran pasar rápidamente de una actividad a otra. Ora et labora, vamos.

    Es lo que hoy en día los gurús del márketing y la cultura empresarial que pulan por las oficinas de todo el mundo denominarían un “eficiente workflow de sinergias holísticas”. Si es que ya está to’inventao.

    Esta es la planta de una abadía benedictina típica, donde la cocina, las celdas, el refectorio, la sala capitular, el scriptorium, etc. se agrupan en torno a la iglesia o el claustro para reducir al mínimo los desplazamientos entre cualquier punto del edificio.

    Como las peculiaridades del Mont Saint-Michel impedían cumplir estrictamente la regla benedictina, el arquitecto decidió renunciar a una solución clásica horizontal y construir un estrecho edificio de tres pisos para albergar todas las estancias.

    El resultado fue un magnífico edificio situado al norte de la iglesia, que, desde su fundación, fue conocido como “La Merveille” (la Maravilla).

    El primer piso, el más bajo, alberga la almoneda y la bodega.

    📷 Almoneda📷 Bodega

    En el piso intermedio están el refectorio y la sala de los caballeros.

    📷 Refectorio📷 Sala del capítulo, también denominada “Sala de los caballeros”

    En el tercero piso, el dormitorio y el claustro.

    📷 El claustro

    El edificio consta de dos alas que corren hacia el este y el oeste; los departamentos se superponen de la siguiente manera: en el ala este, la almoneda, el refectorio y el dormitorio; en el oeste, la bodega, la sala de los caballeros y el claustro.

    Esta espléndida estructura está construida enteramente en granito. La obra se inició en 1203 y se terminó en 1228, siendo el claustro el resultado final, cuyos arquitectos o escultores están conmemorados por una inscripción en el pilar de una de las arcadas del lado sur.

    Esta vasta estructura es el ejemplo más grandioso de arquitectura religiosa y militar combinada del período medieval.

    Pero, ¿cómo este bastión de la fe y y la cultura se convirtió en la infame trampa turística que conocemos hoy en día?

    👇👇 Pulsa en “Mostrar respuestas” para averiguarlo, que el hilo aún no ha terminado.

    La popularidad y el prestigio de la abadía como centro de peregrinación disminuyeron con la Reforma, y en la época de la Revolución Francesa apenas residían ya monjes en ella.

    Con la llegada de la Revolución Francesa, la isla y su abadía se convirtieron en prisión, primero para sacerdotes y más tarde para destacados prisioneros políticos republicanos y socialistas.

    En este período, hasta 1863, se la denominó “La Bastilla de los mares”.

    Durante las décadas en las que funcionó como prisión de la república y el reino, el edificio se deterioró rápidamente. A partir de 1871, el arquitecto Édouard Corroyer, alumno de Viollet-le-Duc, se hizo cargo de la restauración.

    📷 Suyos son los dibujos que ilustran este hilo.

    Su maestro le colocó una aguja en el crucero a la catedral de Notre-Dame y, como Corroyer no podía ser menos, también le añadió otra al crucero de la iglesia, coronada por una estatua dorada del arcángel San Miguel.

    Sin embargo, que conste en acta que el proyecto de “restauración” era mucho más, digamos, “ambicioso” que el que se llevó a cabo, como muestra este plano de los planes iniciales de Corroyer, que no llegaron a buen puerto.

    En cierto sentido, el Mont Saint-Michel refleja la jerarquía de la sociedad feudal. En la parte superior está Dios (la iglesia), luego la abadía y debajo, los soldados en la murallas. Fuera de ellas, las viviendas de pescadores y agricultores.

    En la actualidad, la jerarquía en el lugar sigue siendo rígida, pues un puñado de familias controlan las más de 80 tiendas, hoteles y restaurantes del lugar, convertido en una de las peores trampas para turistas del continente.

    De hecho, menos de 25 personas duermen cada día en el Mont Saint-Michel, aparte de los turistas.

    Como curiosidad, el Mont Saint-Michel tiene un hermano pequeño al otro lado del Canal, en Cornwall, Reino Unido. La isla en la que se encuentra también queda aislada cada día por las mareas.

    Curiosidad n.º 2: Peter Jackson se inspiró en el Mont Saint-Michel a la hora de diseñar la Minas Tirith, la ciudad de piedra distribuida sobre varios niveles en un peñasco que aparece en el Retorno del Rey.

    ¿Sigues aquí? Uf, qué paciencia la tuya, te mereces un premio. En el año 2016 desmontaron la estatua de San Miguel para restaurarla y filmaron este vídeo de cómo fue devuelta a su sitio en helicóptero.

    Y ya que estás aquí, voy a meter 2 tuits de relleno con los planos que no me han cabido en el hilo.

    Y el segundo tuit de relleno.

    Muchas gracias por leer hasta aquí. Si te ha gustado y has aprendido algo nuevo, retuitea el primer tuit del hilo para darle más difusión. Y sígueme si quieres para más batallitas sobre los temas más diversos. Feliz día y…

    …también puedes echar un vistazo a los hilos que llevo publicados hasta el momento para ver si alguno te llama la atención.

    Bibliografía.

    Gothic Architecture, de Édouard Corroyer, publicado por Walter Armstrong Lo puedes consultar íntegro en línea en:

    https://www.gutenberg.org/files/54701/54701-h/54701-h.htm

    Saint Michel et le Mont-Saint-Michel, Mgr Germain, P. M. Brin y Édouard Corroyer. Consúltalo en línea en:

    https://www.gutenberg.org/files/68245/68245-h/68245-h.htm

    Publicado originalmente en:

    ¿Te ha gustado?

    Tengo un newsletter y, si me das tu correo, te envío cada semana una obra maestra que nunca habías visto sin spam ni publicidad.


    O sígueme en redes:

    ¿Ganas de más batallitas?

    Las torres del silencio

    Un buzo para salvar una catedral

    La punta del Monumento a Washington

    La aguja de la Catedral de Salisbury: una maravilla que se sostiene gracias al hierro

    La insólita catedral que pegó un estirón gótico

    Los edificios más altos de la historia

    Batallita anterior
    Batallita siguiente

    Deja un comentario