El Faro de Alejandría en el puerto de Sídney

    Uno de los paisajes urbanos más emblemáticos del mundo podría haber tenido un puente que parece salido de una película de ciencia-ficción. ¿Por qué no se construyó y sí el puente actual?

    Australia, 18 de enero de 1788. Tras un viaje de más de 8 meses, el capitán Arthur Phillip llegaba a la costa de Nueva Gales del Sur con una pequeña flota para fundar una colonia penal, Sería el primer asentamiento europeo en este continente.

    El gobierno británico había encomendado al capitán Phillip está misión porque ya no era posible enviar a los criminales a Norteamérica tras la Revolución Americana. Además, la Marina Real necesitaba una base en el Pacífico ante la expansión francesa por la zona.

    Su objetivo era la pequeña ensenada en que el capitán Cook se había detenido dieciocho años antes durante su célebre viaje: Botany Bay, bautizada así por su gran variedad de plantas. A su regreso a Inglaterra, Cook la describió como un lugar idóneo para fundar una colonia.

    Sin embargo, Phillips quedó horrorizado ante lo que vio: la bahía estaba abierta y desprotegida a la furia del océano, sus aguas eran demasiado poco profundas para que los barcos pudieran anclar cerca de la orilla, el agua dulce era escasa y el suelo muy pobre para su cultivo.

    Imaginaos el papelón de este hombre: tenía a bordo a 1400 asesinos, violadores, ladrones, estafadores, etc. rabiosos tras más de 8 meses de viaje y no tenía dónde desembarcarlos.

    Como no era un hombre que se amilanase con facilidad, se subió a una lancha con algunos subordinados y se dirigió hacia al norte, a una cala situada 12 km al norte que Cook bautizó en su día “Port Jackson” sin llegar a internarse en ella.

    Cuanto más se adentraba Philips en la bahía, más aumentaba su satisfacción. Se dio cuenta de que había encontrado el mejor puerto natural del mundo, un lugar perfecto para su colonia penal, sin tener que pasar meses o años explorando los miles de kilómetros de costa de la isla.

    Era una ría de 40 km de longitud, de aguas profundas (hasta 60 m) y tranquilas, donde podrían fondear tranquilamente todos los barcos de la armada británica, y la francesa, la española, la holandesa, etc. al mismo tiempo si quisieran, Y sobraría espacio.

    Una intrincada red de calas y bahías que ocultaban a la perfección el asentamiento de cualquier flota enemiga que pudiera pasar por el lugar.

    Era una ubicación protegida de los vientos y la furia del océano con suelo fértil, agua dulce y defensas naturales contra posibles ataques de los nativos.

    En su primera carta a la metrópoli, Phillips señalaba que:

    …tuvimos la satisfacción de encontrar el mejor puerto del mundo, en el que mil navíos de línea podrían navegar con la más perfecta seguridad…

    El 26 de enero de 1788, Phillips introdujo su flota en la bahía, desembarcaba en un promontorio rocoso de una cala a la que llamó “Sydney Cove” en honor al ministro del interior británico, izó la Union Jack y tomó posesión de la tierra oficialmente en nombre del rey Jorge III.

    Por cierto: en la actualidad, la inmensa mayoría de los viajeros que llegan a Sídney lo hacen en Botany Bay al igual que los primeros colonos/convictos, pues en ella está actualmente el aeropuerto. Sus pistas se construyeron ganando terreno al mar en el interior de la bahía.

    Ahora vamos a dar un salto en el tiempo de 120 años aproximadamente. Sídney había dejado atrás su pasado como colonia penal y ahora era una próspera ciudad con más de 1 millón de habitantes. Sus calles bullían de viajeros, carros de caballos y tranvías.

    La ciudad era un ajetreado centro comercial que se extendía hacia una red de suburbios en expansión, conectados por una serie de tranvías, ferrocarriles y ferrys.

    Pero había un problema: la ciudad se expandía a ambos lados de la ría como se aprecia en las zonas resaltadas en rojo claro de este mapa.

    Debido a la longitud de la ría y a su forma, rodearla no era una opción para el tráfico rodado. Todos los viajeros, mercancías, caballos, carretas, etc. tenían que ser transportados con un complejo sistema de transbordadores.

    El hacinamiento de personas, bestias, mercancías y vehículos en estas precarias embarcaciones ponía en peligro la integridad física de los pasajeros y restringía el crecimiento y la prosperidad de la ciudad.

    Las embarcaciones que hoy cruzan el puerto con turistas están muy lejos de aquellos primeros transbordadores públicos que se esforzaban por dar servicio a la creciente población de la ciudad.

    La ciudad necesitaba desesperadamente una solución mejor para trasladar pasajeros y mercancías: un puente portuario. A partir de 1900, se organizaron 4 concursos públicos para elegir un diseño adecuado.

    3 de esos concursos no llegarían a buen puerto debido a una pandemia, un cambio de gobierno y al estallido de la 1.ª Guerra Mundial respectivamente. Ninguno de los diseños presentados en ellos llegaría a materializarse.

    Sin embargo, podrían haber cambiado totalmente la fisionomía de uno de los lugares más reconocibles del planeta. Por ejemplo, con el diseño de Norman Selfe de un puente con arcos separados.

    O el diseño de Peter Henderson, sin arcos, simplemente una plataforma en suspensión entre dos pilares.

    O el de David B. Steinman y Holton D. Robinson, un puente de celosía.

    O el de McClintic Marshall Products Company, una combinación entre puente colgante, voladizo y de arco.

    O uno de los diferentes diseños que presentó al concurso la empresa Dorman Long & Co. Ltd.

    Sin embargo, la propuesta más audaz la presentó el arquitecto e ingeniero civil Francis Ernest Stowe: un puente de tres vías en suspensión.

    El diseño uniría Balls Head, Miller’s Point y Balmain, reuniéndose en el centro con una torre central en una de las islas de ría, Goat Island. La torre también fue diseñada para servir de monumento de guerra dedicado a los caídos en la 1.ª Guerra Mundial.

    Es fascinante el parecido que guarda su diseño con la reconstrucción que algunos arqueólogos han propuesto para el desaparecido Faro de Alejandría.

    Según el diseño, los vehículos podrían circular desde cada uno de los tres puntos, entrando en una intersección con estética de catedral antes de salir por el otro lado.

    Según el diseño, los vehículos podrían circular desde cada uno de los tres puntos, entrando en una intersección con estética de catedral antes de salir por el otro lado.

    Stowe argumentó que, pese a ser 200 metros más largo que los demás diseños, su puente sería más barato y se construiría más rápido, pues usaría terrenos de la corona en lugar de zonas privadas que habría que expropiar.

    Asimismo, su puente no requería el uso de técnicas nuevas y desconocidas como sí se necesitaba en un puente de un solo arco de esa magnitud.

    Además, criticaba (con razón) que la construcción del puente entre el centro urbano de la ciudad y Milson’s Point conllevaría la destrucción de un barrio entero de la costa norte de Sídney.

    El diseño de Stowe estuvo entre los seleccionados para su consideración y fue rechazado por un estrecho margen.

    Al final, el ingeniero jefe del gobierno, John Bradfield, se decidió por el puente de un solo arco que todos conocemos hoy. El diseño era calcado al de este puente neoyorkino: el Hell Gate Bridge.

    El diseño del arco era más barato que las propuestas alternativas de puentes en celosía, en ménsula y colgantes, y también proporcionaba una mayor rigidez, lo que lo hacía más adecuado para las pesadas cargas previstas.

    La construcción comenzó en 1924 bajo la supervisión de Bradfield. Las profundas aguas del puerto de Sídney hacían impracticables los soportes temporales, por lo que el arco de acero se montó construyendo cada uno de sus lados desde cada orilla.

    Los dos lados se unieron en el centro en 1930, y el puente se inauguró oficialmente con una elaborada ceremonia el 19 de marzo de 1932.

    Hoy en día, cuenta con 8 carriles para vehículos, un paso para peatones, otro para ciclistas y vías para el paso simultáneo de 2 líneas de tren. Hay que pagar un peaje para cruzarlo de norte a sur pero no de sur a norte.

    Como es tradición en esta cuenta, incluyo un tuit de relleno con las imágenes que me han sobrado.

    Otro día vemos qué aspecto hubiera tenido la Ópera de Sídney si se hubieran construido otros diseños preseleccionados en el concurso concurso público organizado por el gobierno y cómo se eligió el diseño que todos conocemos. Seguidme para no perdéroslo.

    Muchas gracias por leer hasta aquí. Si os ha gustado, hacedme el favor de retuitear el tuit inicial del hilo para que llegue a más gente. Me gustas y nuevos seguidores también son más que bienvenidos 😍😍

    Recordad que hace solo 10 días que Australia ha reabierto sus fronteras a los turistas tres casi 2 años cerradas a cal y canto. Espero que algún día podáis contemplar el puente de la bahía de Sídney conociendo un poco más sobre su historia.


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