Entre 1939 y 1945, varias toneladas de bombas explotaron sobre la Catedral de Colonia.
Y, ahí la tienes, enterita con el resto de la ciudad en ruinas.
¿Cuál es su secreto?
Durante la Segunda Guerra Mundial, Colonia fue bombardeada en 262 ataques aéreos diferentes.
Se estima que los bombarderos británicos lanzaron sobre la ciudad más de 34.000 toneladas de bombas.
Pese a que los aviadores aliados intentaban evitar bombardear el templo, más de 70 bombas convencionales e incendiarias, incluyendo 14 bombas aéreas de gran calibre, impactaron en la catedral durante este período.
Sin embargo, al final de la guerra, la catedral estaba aparentemente ilesa en medio de un centro urbano arrasado.
La población lo percibió como un «milagro» y la catedral se convirtió en un símbolo de supervivencia y reconstrucción.
Pero los milagros hay que ir a buscarlos a Lourdes o a Fátima (o, ya puestos, al Palmar de Troya), no a Colonia.
Lo cierto es que la Catedral de Colonia tiene truco, tiene trampa, y por eso no se incendió ni se vino abajo como lo hicieron muchos otros templos bombardeados.
Verás, los constructores medievales evitaban en la medida de lo posible el uso de la madera en los edificios que construían debido al peligro de incendio.
Pero había un lugar en las iglesias y las catedrales donde no tenían más remedio: el tejado.
Para proteger las bóvedas de piedra de las inclemencias del tiempo, y ante la ausencia de la tecnología para hacerlo con hierro o plomo, levantaban enormes y complejas estructuras de madera, a menudo conocidas como «el bosque», que sostenían el tejado.
Debido a su vulnerabilidad al fuego, el «bosque» ha sido una gran perdición para las catedrales góticas desde los primeros tiempos.
El fuego causaba regularmente grandes daños a los templos, dañando también la mampostería.
Un rayo, una vela descuidada o, en tiempos modernos, una chispa, pueden desatar un incendio pavoroso.
El tejado se desploma sobre las bóvedas, que a su vez caen llevándose otras partes del edificio.
Como le pasó a la Catedral de Viena en 1945.
Hace 3 años, todos vimos hasta qué punto estos enormes armazones de madera constituyen un punto débil para cualquier iglesia, cuando una chispa del cableado eléctrico incendió el tejado de Notre-Dame de París con resultados catastróficos para el templo.
¿Pero cómo es posible que ninguna de las bombas de la Segunda Guerra Mundial incendiase el tejado de la Catedral de Colonia, destruyendo una parte considerable de este templo gótico?
Pues verás, hoy esta catedral es el monumento más visitado de Alemania. El turista promedio que se planta ante ella se maravilla ante:
1. Sus grandes dimensiones.
2. La increíble uniformidad estilística (un templo gótico tardío de la cabeza a los pies).
Es la fachada con más metros cuadrados de cualquier iglesia en todo el mundo.
Pero aunque esta es la catedral que conocemos actualmente,
lo cierto es que el aspecto que presentó durante la mayor parte de su existencia es este, el de un edificio inacabado.
La de la Catedral de Colonia fue una obra lenta y tortuosa (como solía ser tradición) que empezó en 1248 y que se detuvo definitivamente en 1520 por falta de fondos cuando solo se habían completado la girola, el coro y un tercio de una de las torres.
Faltaban fundamentalmente todo el transepto y las naves occidentales, además de las torres.
Parecía una catedral destinada a no terminarse jamás, como las de Valladolid, Narbona, Beauvais, Plasencia…
…hasta que en 1815, la zona de Renania (incluyendo Colonia) se convirtió en una provincia prusiana por obra y gracia de la derrota de Napoleón y el Congreso de Viena.
Los nuevos soberanos de la ciudad, temiendo otra invasión francesa como la de Napoleón, convirtieron Colonia en una enorme fortaleza con baluartes y murallas, acantonando más de 8000 soldados en ella para disgusto de sus habitantes.
Inciso: (en este contexto y en esta época se acuñó la expresión “Wacht am Rhein” (guardia en el Rin), el nombre en clave elegido más de 100 años más tarde por los nazis para su ofensiva de la Ardenas en 1944). Fin del inciso.
Y el rey prusiano (protestante) decidió que le mejor forma de congraciarse con sus nuevos súbditos (católicos) era financiando las obras de finalización de la catedral para que los habitantes de la ciudad pudieran sacarse esa “espinita” que llevaban clavada 300 años.
Consideraba que el edificio debía ser ante todo un monumento nacional alemán, cuya finalización debía preocupar a todos los alemanes, independientemente de su confesión y afiliación nacional.
Las obras empezaron en 1842 y seis años después ya estaban abovedadas todas las naves laterales del lado occidental y el crucero, y se elevó la nave central por encima del triforio.
Este grabado representa la colocación de la “primera” piedra.
En la obra se usaron técnicas modernas para trabajar y mover los materiales (máquinas de vapor, raíles, cabrestantes), pero en esencia el templo se concluyó usando piedra y mortero, tal y como se trabajaba en la Edad Media.
La gran innovación fue el tejado.
Pese a una fuerte oposición de muchos benefactores, que pedían un tejado de madera como el de los tramos terminados en la Edad Media, el arquitecto, Ernst Friedrich Zwirner, hizo instalar una estructura de hierro entre 1860 y 1861.
Justificó la presencia de una moderna estructura metálica en un monumento (neo)gótico explicando que era una opción mejor debido al ahorro de costes, el menor peso y un menor riesgo de incendio.
El resultado es el que veis aquí.
A primera vista, no impresiona mucho, pero cuando se instaló fue la estructura metálica más grande del mundo hasta la construcción de la Torre Eiffel más de 25 años más tarde.
En 1863 se completaron la nave y el crucero, excepto la zona entre las torres. El muro divisorio temporal que había separado durante siglos el coro terminado de la zona inacabada pudo ser derribado y se pudo ver por primera vez casi todo el interior de la catedral.
Cuando la catedral fue finalmente terminada en 1880, era uno de los edificios más altos del mundo con sus dos torres de más de 157 metros de altura.
Se construyeron siguiendo un plano medieval de la fachada, que había sido trazado 600 años antes, hacia 1280/90.
Y así llegamos a la Segunda Guerra Mundial.
El que la Catedral de Colonia no quedase reducida a escombros durante la Segunda Guerra Mundial, como muchos otros templos y monumentos, se debe a una variopinta combinación de factores.
Como el hecho de que la enorme mole de piedra oscura del templo servía de llamativo hito inconfundible para que los aviadores aliados pudieran orientarse a miles de metros de altura cuando sobrevolaban Alemania para bombardearla.
Si además tenemos en cuenta que a veces sus torres de 157 metros de altura sobresalían por encima de las capas de nubes bajas, entenderemos el gran valor del monumento para los pilotos y su empeño por no dañarlo.
Pero en la época, la mayoría de las bombas se lanzaban desde grandes aparatos que volaban a miles de metros de altura, con una precisión tirando a baja.
Como ya hemos mencionado antes, numerosos proyectiles cayeron sobre la catedral pese a todos los esfuerzos para evitarlo.
Y aquí es donde entra en juego el tejado de Ernst Friedrich Zwirner, que no ardió porque era ignífugo al ser totalmente metálico, salvando al templo de terminar como las Catedrales de Viena o Coventry.
Por lo general, las bombas atravesaban limpiamente las placas de plomo de 3 mm de espesor del tejado y explotaban sobre las bóvedas.
Si abres y haces zoom en la imagen con la que he abierto este hilo, verás que el tejado en realidad quedó bastante perjudicado.
En ocasiones, las bombas también atravesaban las bóvedas haciendo un pequeño agujero en las mismas y explotaban en el suelo de la catedral sin ocasionar grandes daños.
Y la presión del aire provocada por las explosiones podía escapar por las grandes ventanas del templo.
Además, resulta que los cimientos de la catedral son inusualmente profundos para un edificio de estas características, por lo que eran (son) capaces absorber grandes impactos.
Los pocos incendios que se declararon en el edificio tras los bombardeos fueron rápidamente controlados por los bomberos profesionales y los voluntarios apostados en la catedral.
De hecho, los mayores daños que recibió la catedral durante el conflicto fueron en las bóvedas: de las 22 de la nave y el transepto, nueve fueron destruidas y seis resultaron gravemente dañadas.
Pero claro, esto no se aprecia en las fotografías de 1945, con el tejado “intacto”.
Sin embargo, el frontón del transepto norte también se derrumbó; toda la tracería de las ventanas resultó dañada y la gran ventana de la fachada oeste quedó destruida.
El daño más llamativo fue el que le ocasionó una bomba a la mampostería de la torre norte de la fachada occidental en 1943.
Tuvo que remendarse de urgencia con 20.000 ladrillos para evitar que toda la torre se viniese abajo.
Después del final de guerra, se llevaron a cabo extensos trabajos de evaluación y reparación para devolverle al templo su antigua gloria.
En este proceso se produjeron intervenciones cuanto menos sorprendentes.
Como la sustitución de la aguja original puramente neogótica (similar a la de Notre-Dame) por una de estilo art decó durante la década de 1960. Ríete tú del Edificio Chrisler.
Fíjate en los formidables anclajes metálicos que soportan el peso de la aguja y lo trasladan a los pilares de la bóveda del crucero (y así ves de cerca qué aspecto tiene una bóveda “desde dentro”).
Jamás verás derrumbarse a esta aguja pasto de las llamas como sucedió en París
Los últimos daños no se terminaron de reparar hasta 2005, cuando precisamente el boquete de la torre norte remendado con ladrillos se llenó con mampostería, pese a los planes de dejarlo como memorial de los desastres de la guerra.
En la actualidad, es imposible ver la catedral sin andamios en alguna de sus partes debido a los trabajos de conservación y mantenimiento, que nunca se detienen.
En realidad, la perspectiva de poder ver actualmente la catedral sin andamios sería aterradora.
Significaría que la ciudad ya no puede permitirse su mantenimiento.
Si has llegado hasta aquí te mereces todo mi respeto. Has aprendido un montón de cosas y eso ya no te lo puede quitar nadie.
Bibliografía
Niklas Möring: Der Kölner Dom im Zweiten Weltkrieg (Meisterwerke des Kölner Domes 10), Köln 2011
https://www.abelard.org/france/cathedral-construction.php#roof_wood
https://www.koelner-dom.de/erleben/geschichte
Fotografías
https://lewebpedagogique.com/cdisoulier/2015/05/04/larchitecture-dune-cathedrale-5/
https://www.webbaviation.de/galerie/picture.php?/1916
https://www.copernico.eu/en/exhibitions/ernst-friedrich-zwirner-silesian-master-builder-rhineland
http://www.neverseenbefore.de/reisebericht-koeln-stadtrundgang-koelner-dom-schokoladenmuseum/
https://de.wikipedia.org/wiki/K%C3%B6lner_Dom#Sch%C3%A4den_des_Zweiten_Weltkriegs
https://www.fotocommunity.de/photo/koeln-domdach-hans-juergen-enkelmann/29019902
https://www.helmutvoss.de/deutschland_koeln_dom_dachf%C3%BChrung.html
Publicado originalmente en:
Bestial información. Me ha encantado.
Mil gracias