Una cúpula para una torre en Melbourne

    En el centro de Melbourne hay un centro comercial con una torre de perdigones de 50 metros de altura dentro de una cúpula. ¿Qué diantres es una torre de perdigones? ¿Y cómo acabó bajo la cúpula de un centro comercial?


    En una torre de perdigones (en inglés shot tower) se fabrican… perdigones de plomo. Hoy en día, los perdigones están sobre todo en los proyectiles que hay dentro de un cartucho de escopeta: pequeñas esferas de plomo u otro metal.

    Cuando se hace el disparo, salen del cañón dispersándose y permitiendo impactar más fácilmente al blanco a corta distancia. Por lo general, ahora se fabrican de acero debido a la normativa ambiental.

    ¿Pero por qué necesita(ba)s una torre para fabricar perdigones de plomo? Básicamente porque así se ahorraban costes aprovechando la gravedad, que es gratis (de momento), hasta el punto que la ultracara construcción de la torre le era rentable al fabricante.

    En una de estas torres, el plomo se calentaba hasta fundirlo, y luego se dejaba caer a través de un tamiz de cobre en lo alto de la torre. El plomo líquido formaba pequeñas bolas esféricas por tensión superficial y se solidificaba al caer.

    Las bolas parcialmente enfriadas se recogían en la base de la torre, en una cubeta llena de agua. Una vez completamente enfriadas, se comprobaban para verificar su redondez y se clasificaban por tamaños. Las que no eran esféricas, se volvían a fundir.

    Para el control de calidad se utilizaban tableros inclinados, las bolas buenas rodaban rápidamente hacia abajo y las deformes no lo hacían o con más dificultad. Estos perdigones se usaban en escopetas, balanzas y juegos de rompecabezas, e incluso como lastre para barcos.

    Para obtener bolas de mayor calibre, se utilizaba un tamiz de cobre con agujeros más grandes. La altura de la torre limitaba el calibre de las bolas que podían producirse, ya que las de mayor tamaño deben caer mayor altura para solidificarse sin perder su forma.

    Una torre de perdigones con una caída de 40 metros podía producir perdigones del n.º 6 (2,4 mm de diámetro), mientras que una caída de 80 metros podía producir perdigones del n.º 2 (nominalmente de 3,8 mm de diámetro).

    Este proceso, inventado y patentado por William Watts en Bristol en 1782, revolucionó el sector sustituyó técnicas anteriores de fundición de perdigones en moldes (muy caro) o de goteo de plomo fundido en barriles de agua (producía demasiadas bolas no esféricas).

    Como estas torres rara vez superaban los 80 metros de altura, los proyectiles grandes que no se podían fabricar en una de estas instalaciones se hacían dando vueltas a trozos de chapa de plomo cortada en un barril hasta que eran redondos.

    Pero ve al grano de una puñetera vez, ¿cómo diablos acabó una de estas torres bajo la cúpula de un centro comercial en Australia, convertida en el sueño húmedo de cualquier instagramer/influencer?

    La torre que nos ocupa es la Coop’s Shot Tower y se terminó en 1890, siendo el edificio más alto de la Melbourne hasta la década de 1940. Podía producir unos 25 millones de perdigones cada hora, aunque también se fabricaban otros productos con el plomo.

    Pesas para balanzas, clavos y soldaduras, así como los asideros de las escaleras de los tranvías de Melbourne y todas las tuberías de plomo que se utilizaron para revestir el primer sistema eléctrico de Melbourne.

    Sin embargo, la 2.ª Guerra Mundial cambió el mundo para siempre. Los metales eran escasos y sus precios volátiles, mientras el plástico surgía como un competidor más barato, limpio y fiable para muchos productos de plomo.

    El plomo pasó de moda: el arsénico -una parte crucial aunque tóxica de la fabricación del plomo- era muy perjudicial para los empleados. La familia propietaria, los Coop, cerraron la torre en 1961 y la otra torre de perdigones que poseían en la ciudad, Clifton Hill, en 1976.

    La parcela de la torre quedaba en pleno centro de Melbourne, en plena expansión durante los años 70, todo un caramelito para cualquier promotor inmobiliario desalmado.

    En un culebrón urbanístico entre los propietarios, los promotores y el ayuntamiento/gobierno de Victoria que no merece la pena detallar, el ayuntamiento incluyó la torre en el registro de monumentos históricos, blindándola frente a una demolición.

    Cabe destacar que Melbourne es, tras Londres, la ciudad con más edificios victorianos en pie del mundo, un legado que ha logrado mantener con medidas como estas al contrario que otras ciudades australianas (ejem, Sídney, te estoy mirando a ti).

    Después de muchas idas y venidas, incluyendo la construcción del suburbano por la que hubo que apuntalar la torre con mucho cuidado, el gobierno estatal sacó a concurso público el desarrollo urbanístico de la zona.

    La empresa japonesa Kumagai Gumi ganó el concurso y construyó el centro comercial, “Melbourne Central”, entre 1986 y 1991, con un coste de 1.200 millones de $. Un pastizal para la época, si bien la empresa se hizo con una manzana y media en pleno centro urbano de Melbourne.

    Diseñado por el arquitecto Kisho Kurokawa, Melbourne Central no era un simple proyecto urbanístico. La pieza central era la torre de cristal con 55 pisos destinados a oficinas, aunque el verdadero reto era preservar la torre tal y como exigía su catalogación como patrimonio.

    La solución de Kurokawa fue combinar lo antiguo con lo nuevo y encerrar la torre de perdigones en un cono de cristal de 20 plantas, el mayor del mundo y una referencia de contrapunto a la cúpula de la Biblioteca Estatal, que también es una de las mayores del mundo.

    Y bueno, desde entonces la torre sigue allí protegida de los elementos. En su interior hay un café y un museo actualmente. Es una de las zonas más fotografiadas de la ciudad, frecuentada tanto por amantes de la historia, de la arquitectura y del postureo en redes sociales.

    Para muchos sevillanos, este tema les será familiar debido a la Torre de los Perdigones que tienen en el barrio de San Gil. Muchos creen que es una chimenea industrial o la torre de una iglesia desaparecida, pero no, es una torre para fabricar munición.

    Hay muchas otras torres de perdigones repartidas por el mundo. Como esta, en Berlín.

    O esta, en Tasmania, con récord de altura incluido.

    O esta, en Baltimore.

    O esta, en Letonia, que sigue en funcionamiento actualmente.

    Gracias por leer hasta aquí, si os ha gustado, hacedme el favor de retuitear el primer tuit del hilo (no este) para que llegue a más gente, al fin y al cabo lleva crear hilos como estos. Y, por cierto: el próximo hilo versará sobre los señores que veis a continuación.


    Publicado originalmente en:

    ¿Te ha gustado?

    Tengo un newsletter y, si me das tu correo, te envío cada semana una obra maestra que nunca habías visto sin spam ni publicidad.


    O sígueme en redes:

    ¿Ganas de más batallitas?

    Una llamada de teléfono muy especial

    Los indestructibles castillos de Hitler

    El pájaro más peligroso del mundo

    Una gran cagada de la ingeniería alemana

    La punta del Monumento a Washington

    El Faro de Alejandría en el puerto de Sídney

    Batallita anterior
    Batallita siguiente

    Deja un comentario