Este cuadro se pintó para recordarnos el alto precio que puede pagarse en la lucha por la libertad y contra la tiranía.
Sus protagonistas acabaron frente a un pelotón de fusilamiento por una vil traición… 👇
Un variopinto grupo de hombres mira a la muerte a los ojos con las primeras luces del alba de una fría mañana de diciembre.
La paleta de colores fría elegida por el artista subraya el desasosiego que reina en la escena y el terrible desenlace que espera a sus protagonistas.
A propósito de sus protagonistas: en la parte más destacada de la composición aparece el general José María Torrijos y Uriarte, héroe de la Guerra de la Independencia contra los franceses y líder del grupo.
A su lado, y cogidos a sus manos, están dos de sus compañeros: el político liberal y ex-presidente de las Cortes Manuel Flores Calderón (con levita gris), y Francisco Fernández Golfín, ex-ministro de guerra, al que le están vendando los ojos.
Más a la izquierda está el teniente coronel de artillería José López-Pinto, amigo de la infancia de José María Torrijos y veterano de las guerras napoleónicas y la Invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis.
A su derecha, maniatado y cabizbajo, tenemos a Robert Boyd, único extranjero en todo el grupo (súbdito inglés, nacido en Londonderry) un aventurero que ya había participado en la Guerra de la Independencia griega.
Junto a él baja también la mirada Francisco de Borja Pardio, otra figura histórica (militar) a la que los franceses habían estado a punto de fusilar.
El resto de los personajes no son figuras históricas, sino que, representando a personas de diferentes oficios y orígenes (un hombre con una berretina, un marinero, labradores) simboliza la unión del pueblo con la burguesía en su lucha contra la tiranía absolutista.
La composición es brutalmente simple y efectiva, destacando las diversas reacciones del alma humana ante la conciencia de su inminente fin: ira, rabia, resignación, desafío, melancolía, desaliento, serenidad…
Los cadáveres que hay en primer plano son una clara referencia goyesca (Los fusilamientos del 2 de mayo). Su objetivo es añadir dramatismo a la composición.
En realidad, Torrijos y los demás personajes del cuadro fueron los primeros en ser fusilados.
Al fondo, las referencias visuales que nos permiten ubicar la escena: la sierra de Mijas, y sobre todo, la actual Iglesia de El Carmen de Málaga, que entonces formaba parte del Convento de los padres carmelitas descalzos.
En él han pasado los condenados sus últimas horas.
¿Pero cómo ha llegado este grupo llegado hasta aquí?
Bueno, desde que en 1823 un ejército francés invadió España para restaurar el absolutismo, el general Torrijos había estado planeando un pronunciamiento para restaurar la monarquía constitucional, como el de Riego en 1820.
Pero era una trampa: fueron detenidos en Alhaurín de la Torre y fusilados sin juicio previo en la playa de San Andrés de Málaga el 11 de diciembre.
El cuadro fue encargado por el gobierno de Sagasta al pintor Antonio Gisbert, en un caso inédito: el único caso de un cuadro de temática histórica encargado por el Estado a un pintor y destinado al Museo del Prado.
La idea era meter en el Prado una obra de gran formato que se convirtiera en un símbolo nacional desde la perspectiva de la defensa de la libertad y del triunfo sobre el absolutismo.
En 1842, 11 años después de los acontecimientos del cuadro, Torrijos y sus compañeros fueron inhumados con honores en una cripta construida bajo la actual Plaza de la Merced de Málaga.
La única excepción es Robert Boyd, que está sepultado en el Cementerio Inglés de Málaga.
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