Las piedras del hambre

    La sequía es tal en Europa que los ríos Rin y Elba están a punto de cerrarse al tráfico fluvial.

    El retroceso de las aguas está revelando funestas advertencias de nuestros ancestros grabadas en piedra: las “Hungersteine” (piedras del hambre).

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    En las ciudades a orillas de los grandes ríos de Europa central existe la tradición (documentada desde el siglo XIII) de colocar marcas para registrar el nivel que alcanzaron las aguas durante riadas e inundaciones históricas.

    El diseño de estas marcas varía: además de inscripciones cinceladas en edificios o monumentos existentes, también hay tablillas de piedra o metal colocadas en el lugar correspondiente; en otras ocasiones, son simples marcas de pintura en los muros.

    En muchas de ellas, una línea horizontal muestra el nivel máximo al que llegó el agua exactamente. Hay lugares donde se concentran varias marcas (en su mayoría de diseño uniforme) con diferentes años al lado, colocadas unas encima de otras.

    Sin embargo, las aguas de estos ríos ocultan otras inscripciones que alertan del fenómeno contrario… y de sus graves consecuencias.

    En Alemania se las denomina “Hungersteine”, las piedras del hambre 🪨🪨.

    Son grandes rocas que solo quedan al descubierto en el lecho del río cuando la sequía es tan severa que el nivel del agua las deja al descubierto.

    Lo que las hace diferentes a las demás piedras es que están marcadas con fechas y/o inscripciones para conmemorar épocas de sequía extrema, que a menudo se remontan a décadas y siglos atrás.

    Las inscripciones más antiguas datan del siglo XV y se conocen piedras marcadas con los años 1417, 1473, 1616, 1630, 1654 y 1666.

    Cuando no existían los registros meteorológicos, los lugareños marcaban en estas piedras los hitos importantes que ocurrían en el lugar. Al igual que se marcaban los niveles altos de las aguas, también se hacía lo propio en épocas de sequía.

    La costumbre era añadir el año en que la piedra había quedado al descubierto, a menudo varias generaciones después de la última vez.

    Pero aquellos que nos precedieron no se limitaron a inscribir en piedra los años de sequía extrema, sino que también nos dejaron unas inquietantes advertencias.

    “Si me ves, llora”.

    “Quien me vio, lloró. El que me vea, llorará”.

    “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”.

    “Cuando vuelvas a ver esta piedra, llorarás, tan poco profunda era el agua en 1417”.

    Estas frases debían servir de aviso a los lugareños de los problemas que iban a producirse como consecuencia de la escasez de agua.

    Y es que la drástica reducción del caudal en los ríos europeos solía traer consigo malas cosechas, escasez de alimentos, aumento de los precios y hambruna entre los más pobres.

    Además, el bajo nivel de las aguas dificultaba o directamente impedía la navegación por el río, cortando las rutas comerciales.

    La mayoría de las piedras del hambre se encuentran en zonas de lengua alemana o en regiones donde la lengua de cultura y prestigio fue tradicionalmente el alemán, como la actual República Checa, por lo que sus inscripciones están en alemán.

    Las piedras con las inscripciones más modernas (del último siglo) carecen de los siniestros mensajes de sus predecesoras. Esto demuestra cómo el río perdió su importancia crucial entre la gente, que antes dependía completamente de su imprevisible naturaleza para sobrevivir.

    Hay de varios tipos. Las más comunes son grandes piedras en el lecho del río, aunque también hay inscripciones en las riberas artificiales de piedra que normalmente quedan varios metros bajo el nivel del agua.

    Su nombre, “Hungersteine”, procede de una inscripción en una de ellas, “Hungerjahr 1947” o Año del hambre 1947.

    Conmemora un acontecimiento que quedó profundamente grabado en la memoria colectiva de los habitantes de la época.

    Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania sufrió una gran hambruna en el invierno de 1946/47. Tres grandes olas de frío dificultaron la vida de la población. En enero de 1947, 60 kilómetros del Rin se congelaron.

    La navegación fluvial se paralizó, cortando una ruta de transporte vital.

    Ni el carbón para la calefacción ni los alimentos llegaron a la población.

    Muchas personas murieron de hambre y frío.

    Para concienciar sobre los terribles efectos del cambio climático y siguiendo la tradición secular de las piedras del hambre, en 2018 Greenpeace colocó una piedra del hambre en el lecho del río Elba, con una inscripción que reza: “Si me ves es que la crisis climática ha llegado”.

    Las piedras del hambre nos recuerdan que su advertencia a las generaciones futuras (de que tendrán que lidiar con las dificultades relacionadas con el hambre si el agua baja nuevamente a este nivel) es más actual que nunca.

    Aunque los libros de diversas épocas sirven como testimonio de la devastación provocada por la sequía, estas piedras nos proporcionan una visión mucho más profunda y emotiva de los horrores de la vida cotidiana asolada por la hambruna y la crisis económica en el pasado.

    Sequías, inundaciones o erupciones volcánicas: los caprichos de la naturaleza han provocado pérdidas de cosechas desde tiempos inmemoriales. El hecho de que hoy ya no se produzcan hambrunas graves por este motivo se debe a la agricultura moderna.

    ¿Y en tu país? ¿Conoces alguna inscripción similar que nos advierta de las consecuencias de las catástrofes del pasado?

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    Bibliografía

    Las fotografías proceden de la Wiki.

    Más información sobre las Hungersteine

    https://www.dnn.de/lokales/dresden/experten-erfassen-dank-niedrigwasser-hungersteine-der-elbe-RVZKGXALR2IC626V22H4Z5NBBM.html

    https://www.thevintagenews.com/2018/09/01/hunger-stones/?chrome=1

    Publicado originalmente en:

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